SALUD Y ENFERMEDAD

La Homeopatía considera que la enfermedad es el resultado de una adaptación biológica del organismo, una búsqueda de un nuevo equilibrio -errado, pero equilibrio al fin- frente a las diferentes agresiones, factores hereditarios, crisis vitales, etc.

El desideratum clínico del médico homeópata es considerar a cada paciente como distinto e individualísimo, sin encasillarlo dentro del cuadro clínico que padece. Para lograr esto es esencial conocer a fondo cómo se ha ido construyendo el proceso de enfermedad de este paciente, por más que aparentemente su úlcera sea en un todo idéntica a lo que explican los libros de medicina clásica. Serán aquellos  síntomas particulares los que, en lo psíquico y biológico, conducirán a la comprensión individualizante  que realiza el homeópata. Es por estar enfermo que sobrevino la úlcera, y no al revés. Esa enfermedad primaria es la que debe ser curada al reequilibrar al organismo con el medicamento homeopático, lo que paulatinamente tenderá a devolver el estado de salud.

Valga un ejemplo para explicar esto: supongamos que atendemos a 10 pacientes que padecen hipertensión arterial. Luego de realizarles la minuciosa historia clínica homeopática, el homeópata concluye que en todas esas personas existió un proceso de profundas frustraciones afectivas, etapa de la vida a partir de la cual su salud comenzó a quebrantarse notablemente, desembocando, todos ellos, entre otras cosas, en sus respectivos cuadros de hipertensión arterial. El homeópata deberá dilucidar cómo respondió cada persona en esos difíciles momentos de sus vidas, engarzando esto con muchos otros elementos clínicos y psicológicos de valor. Así, indicará un medicamento como Calcárea carbónica si comprendió que la reacción del paciente 1 giró en torno al miedo y la apatía; Silicea, al segundo, si fue con debilidad, irritabilidad y obstinación; Sulphur, al 3, con egoísmo y miedo al futuro; Pulsatilla, con actitudes infantiles, llanto y dependencia del otro. Platina, con altivez y desprecio; Lycopodium, ocultando su falta de confianza con orgullo y bondad; Hepar Sulphur, con cólera, violencia y deseo de estar solo; Metallum album, con incontenible angustia y miedo a morir. Phosphorus será útil para el noveno paciente: repleto de miedos pero apasionado por todo y volcado al prójimo, y en el décimo paciente de este hipotético grupo, Natrum muriaticum, pues guarda por años rencor y resentimiento.

En resumen, la Homeopatía es la Medicina de la Individualización, la que compromete a Paciente y Médico en ese arduo camino de comprender quién se es y cómo se ha ido enfermando a lo largo de los años.

Dr. PEDRO WOLF
Médico Clínico y Homeópata Unicista